Para terminar con los sillones
Acción sonora para el espacio público en ocasión al 250 aniversario del nacimiento de L. V. Beethoven
Martín Virgili
Bariloche 2020
A Rodolfo Acosta R.
y su medio siglo de vida.
Encargada por el Museo MAR, la acción consiste en disponer 32 autos estacionados a una distancia equidistante, sobre las cuatro calles que componen el perímetro de una manzana: en este caso, las que confinan al Museo MAR. Con las puertas abiertas, en cada auto se reproducirá una sonata del catálogo de L. V. Beethoven, siendo el auto ubicado en la posición 1 = a la sonata Nº 1, y así hasta cumplir con las 32 posiciones.
El auditorio podrá recorre las 32 sonatas a medida que camina por las calles que rodean al Museo. Es un recorrido cronológico por el corpus musical más significativo de la obra de Beethoven, pero también la acción invita a enlazar en el recorrido la arquitectura del edificio, los sonidos contingentes del espacio público y las sonatas para piano.
Prensa
32 autos, 32 sonatas: el museo MAR volvió a la actividad con un homenaje a Beethoven
Virgili emuló con Beethoven, el natural sonido urbano de la costa marplatense
Sonará Beethoven, desde autos ubicados en el perímetro del Museo MAR
32 sonatas de Beethoven en 32 automóviles, la nueva experiencia del Museo MAR
El Museo MAR presentará “Beethoven250”: 32 sonatas en 32 autos
Intérpretes
Araceli Coty
Sonata N 1 – Op.2 Nº1 (1793 – 1795)
Carlos Perez Benito
Sonata N 2 – Op.2 Nº2 (1794 – 1795)
Carmen Morilla
N 3 – Op.2 Nº3 (1794 – 1795)
Diana León
Sonata N 4 – Op.7 (1796 – 1797)
Fernanda Mugica
N 5 – Op.10 Nº1 (1795 – 1797)
Manuel Morilla
Sonata N 6 – Op.10 Nº2 (1796 – 1798)
Daniela Mutti
Sonata N 7 – Op. 10 Nº3 (1797 – 1798)
Yamandú Rodríguez
Sonata N 8 – Op.13 Patética (1798)
Santos Copello
Sonata N 9 – Op.14 Nº1 (1799)
Mariano Darrichon
Sonata N 10 – Op.14 N2 (1799)
Susana Cosorte
Sonata N 11 – Op.22 (1800)
Marcelo Farenga
N12 – Op.26 (1801)
Facundo Pereyra
Sonata N13 – Op.27 Nº1 (1801)
Daniel Besoytaorube
Sonata N 14 – Op. 27 Nº2 Claro de Luna (1801)
Valeria Gopar & Daniela Santamaría
Sonata N 15 – Op.28 Pastoral (1801)
Mauricio Arco
Sonata N16 – Op.31 Nº1 (1802)
Pamela Guruciaga
Sonata N 17 – Op.31 Nº2 Tempestad (1802)
Lili Gelman
Sonata N 18 – Op.31 Nº3 La Caza (1802)
Ana Clara Manera & Martín Umerez
Sonata N19 – Op.49 Nº1 Leichte Sonaten (1804)
Julio Vita
Sonata N 20 – Op. 49 Nº2 Leichte Sonaten (1804)
Leo Juanes
Sonata N 21 Op. 53 Waldstein (1804)
Sebastian Flores
Sonata N 22 Op.54 (1804)
Inés Drangosh
Sonata N 23 Op.57 Appassionata (1804)
Matías Fajardo
Sonata N 24 Op.78 (1809)
David Bressan
Sonata N 25 Op.79 (1809)
Leandro Paolicchi
Sonata N 26 Op.81 Nº1 Les adieux (1810)
Pedro Tauzy
Sonata N 27 Op.90 (1814)
Gustavo Christiansen
Sonata N 28 Op.101 (1816)
Gustavo Morales
Sonata N 29 Op.106 Hammerklavier (1818)
Leonardo Salvini
Sonata N 30 Op.109 (1820 – 1822)
Mariano Losi
Sonata N 31 Op.110 (1821)
Martín Virgili
Sonata N 32 Op.111 (1820 – 1821)
Equipo de trabajo
Mario Gemin, Jorge Ihlenfeld, Diego Izquierdo, Maximiliano Gutiérrez y miembros del Museo MAR
Dos aspectos más sobre la pieza y su relación con Mar del Plata.En nuestra ciudad, el espacio sonoro público es un espacio en tensión y construcción, sobre todo en la rambla, en un tramo móvil que va desde la Playa Varese (y el Paseo Jesús Galindez) hasta la Avenida Constitución. En esa extensión, los ciudadanos y ciudadanas estacionan sus autos y demarcan con una música-sonido un espacio determinado que también llenan con sus cuerpos. Una “burbuja territorial y sonora” pero sin confines claros. Yuxtapuestos, los grupos se van ubicando uno al lado del otro, construyendo un campo sonoro enlazado de géneros y sonoridades independientes.
Resulta muy atractivo atravesar esos espacios virtuales, de gestos, teatralidades y musicalidades parciales. Esa trama nos informa sonoramente de nuestra comunidad. Es una emanación no meditada de como el sonido genera relaciones sociales, a la vez que describe rasgos identitarios contemporáneos. Y es precisamente sobre este comportamiento cotidiano del sonido que opera la acción sonoro beethoveniana.
Por otro lado, la relación que existe entre el paseo, la música y la escucha.
Durante miles de años la cultura occidental ha formalizado una escucha de los sillones, en la que los sonidos se movían al rededor de uno como los insectos a la luz. La escucha del paisaje que camina descubre múltiples superposiciones y correlaciones entre los sonidos y otros agentes del paisaje —como el viento, los aromas inesperados, hundimientos del terreno, cambios bruscos de temperatura, etc.— que parecieran redimensionalizar los cuadrantes conocidos del sonido y presentarlos en un espacio activo en constante transformación. Un sonido que porta en sí otras fuerzas del paisaje añadidas a él. Esta búsqueda indicaría una dirección actual en los trabajos interesados en el paisaje sonoro en el cruce con la danza y la coreografía, formas clásicas para marcar el movimiento en el espacio. Un sonido, un gran sonido integral, que quizás esté asomando su corona en el siglo XXI.