Canto Llano – sur
Nesodden, Noruega (2018)
Segunda guitarra sembrada, orientación sur. Se presentó en el festival “Vigil for the earth”.
Domingo 5 de agosto de 2018.
A Nina Ossavy y Cristián Weidmann.
Sobre el proyecto
Canto Llano es una acción ceremonial-sonora instalada sobre la corteza terrestre. Consiste en sembrar un árbol dentro de la boca de una guitarra enterrada. La instalación sonora se inicia con una acción ritual que da inicio el ciclo de crecimiento del árbol y de descomposición de la guitarra.
Una guitarra es la culminación de un diseño artesanal realizado durante siglos por diferentes artesanos y artistas del sonido. Es un saber en desarrollo originado en un árbol y su materia la madera. Canto Llano presenta el enlace entre el inicio de ese proceso y su culminación, además de ofrecer una alianza poética entre el desarrollo de la biología y el crecimiento en el tiempo de una obra de arte.
Entonces:
¿Qué podemos aprender del sonido si nos movemos un poquito más allá de la estética y la acústica? ¿Qué nos puede enseñar la escucha cuando intentamos oír los grandes ciclos del los cielos, del cosmos que nos vio nacer, nos verá morir, y que seguramente morirá también? ¿Qué lecciones nos enseña la materia con sus ritmos, sus fragilidades, sus durezas, sus leyes antiguas y futuras? Canto Llano es una instalación sonora al aire libre que se nutre de estas preguntas, de ese más allá de los sonidos que acontece cuando nos quedamos quietos y silenciosos ante lo simple que sin embargo nos convoca. Esta instalación, junto con la ceremonia que la acompañan, finalmente, busca lo cercano: recordarnos nuestra relativa posición en el cambiante universo.
La primera guitarra, orientación este, se sembró en la ciudad de Casilda, Argentina, el 12 de octubre de 2017.
La tercera guitarra, orientación oeste, se sembró en la ciudad de Lausanne arrêt Blécherette, Suiza, el 10 de agosto.
La cuarta guitarra, orientación norte, se sembró en Acantilados, Argentina, el 18 de abril de 2021.
Materiales
Guitarra, piedras, tierra y roble.
Fotos
Miguel G. Morales y Martín Virgili
