oeste – día 1

oeste – día 1
Yamandú Rodríguez, Adriana Sasali y Martín Virgili

Mar del Plata mayo – julio 2021

Proyecto sobre el tiempo, el sonido, las comunidades emergentes y la improvisación musical.

Música y sonido
Yamandú Rodríguez, Adriana Sasali y Martín Virgili

Cámara y montaje
Maximiliano Gutiérrez

Producción
LASO y Negra40

Presentación

“oeste – día 1” es la primera parte de un díptico audiovisual centrado en la escucha y en los procesos sensibles que se juegan en la improvisación musical.

El día 1 sucede en “Los Acantilados” del sur de Mar del Plata, territorio en ebullición ecológica y social, y en el que emergen sonoridades formadas por un paisaje activo enlazadas con prácticas sociales y comunitarias, portadoras de un tono y una voz identitarias. Estas formaciones sónicas se enmarcan en un acantilado erigido por sedimentos patagónicos en constante transformación, un paisaje único en el que se puede ver y escuchar la particular configuración geopoética de lugar. oeste se trata del registro y elaboración de este proceso sonoro, geográfico y social, en una gran acción de 24 hs dividida en dos días de trabajo. Esta parte, la primera parte, se inicia al amanecer en la boca del mar milenario y culmina al atardecer en un bosque de álamos.

¿Un día como un sonido? ¿Un sonido como la vida? Las dos cosas y más. Cada día y cada vida cuentan, y cada sonido también. Durante siglos los sonidos —y la música domesticada— valían tan poco como algunas vidas, como algunos días. No valían la pena ser oídos como no valían la pena ser salvadas. Ahora las cosas parecen tomar otro rumbo, el rumbo de la escucha y el de la comunidad, en el que ambos sí importan. La escucha y la comunidad son así términos que se solapan como un eco, y sobre los cuales podemos apoyarnos. Son signos serenos que hemos rescatado precisamente de los días y la vida y que ahora vuelven con la fuerza del cielo y del mar incluso para evocarnos presencias más profundas. ¿Dónde están? ¿Cuáles son sus coordenadas?

Hacia el oeste, es decir, hacia el futuro.

En el oeste, hay aún silencio en estado puro. Puede aparecer entre una roca, un gota resbaladiza, en una pausa de viento y pájaros. Sólo hay que seguir la puesta de sol. Hay que ir hacia esa última luz en el que el silencio se vuelve asilo y el sonido abrazo. Porque el el sonido no es sólo sonido. Oído desde lejos, indica una conducta, indica un política y quizás una forma de amar.

Sólo hay que seguir la puesta del sol.